Normalmente no utilizamos ruido rosa o blanco para hacer mediciones, puesto que se trata de sonidos con componentes aleatorios y por lo tanto, inexactos. Lo que solemos utilizar son Impulsos muy cortos (Transitorios) y ondas senoidales, principalmente en forma de barrido (Sweep), una o varias senoidales para analizar distorsión armónica o de intermodulación, y una onda senoidal cargada de armónicos impares para simular una "onda cuadrada".
Por otra parte, el volumen determina la impedancia y esta afecta a la curva de respuesta (esto es muy sencillo de comprobar con un altavoz, un micro y un par de grabaciones a diferentes volúmenes para comparar). Por lo tanto, el fabricante se ve obligado a buscar un "punto dulce" donde su diseño desarrolle el mejor comportamiento y después, intentar que las desviaciones que se producen por los cambios de volumen que afectarán a la respuesta de frecuencia, distorsión, "Damping" (factor de amortiguamiento), etc... sean lo menos perceptibles posibles al oído humano. Evidentemente, no todos los individuos tienen el mismo entrenamiento auditivo y aprendizaje de técnicas de análisis para percibir esas desviaciones con el cerebro, pero ahí están y se pueden medir (se pueden detectar con cualquier sistema de medición, independientemente de lo "realistas" que sean sus resultados).
Jedey hace mención a las curvas isofónicas y agradezco que saque este tema a relucir porque es otra sorpresa que me he llevado con los auriculares. Cuando estás todos los días con estas cosas, llega un momento que inconscientemente llegas a predecir el resultado que esperas cuando operas sobre el sonido, ya sea alterando el volumen de una pista en una mezcla o master general, con un punto de ecualización específico, o un procesador de dinámica como un compresor o limitador, que viene a ser lo mismo que un cambio de volumen. En los estudios utilizamos mucho el cambio de volumen para según qué tipo de tarea, incluso tenemos funciones programadas de cambio de volumen con una determinada cantidad de dB's para hacer saltos instantáneos. Pues bien, al principio de prestarle atención al mundillo de los auriculares, acostumbrado a los sistemas de altavoces, mi cerebro se sentía contrariado porque mis predicciones de cambios de volumen eran erróneas, es decir, las curvas isofónicas no se cumplían. Lo comprobé con los 8 auriculares que tengo y tan solo un InEar que llevo con el móvil se ajustaba (+/-) a una curva isofónica, cosa que en los sistemas de altavoces no sucede.
Contrariado por esto, consulté con otros técnicos de estudio y todos confirmaron mis sensaciones...... las frecuencias altas salen con el aumento de volumen, pero las bajas frecuencias apenas experimentan un realce (3 dB's a lo sumo). En este sentido cabe sospechar que mientras con altavoces, la masa corporal del oyente (piel, huesos, pelo, etc.) está percibiendo con más intensidad los cambios de presión atmosférica que producen los grandes altavoces en el aire, en los auriculares esto no se percibe y el cuerpo no percibe ese aumento de graves. Tal es el punto que me hice un sistema con un subwoofer para experimentar esa sensación con los cascos y percibir las predicciones de las curvas isofónicas.
Me sería de gran ayuda conocer vuestra experiencia, si habéis observado con vuestros cascos que al subir el volumen, se realza mucho el brillo y nada (o casi nada) los graves. Está claro que las curvas isofónicas hacen referencia al oído humano y no a los reproductores (cascos, altavoces, amplificadores, previos), pero me tiene rayado este asunto y posiblemente vosotros con otros cascos lo percibís de otra manera.